(empieza la historia completa aquí)
No sé por qué, daba por supuesto que en el baño tendrían alguna toalla para las manos. Me equivocaba.
Así que escurrí como pude el agua de mi pelo y me malpeiné con las manos, intentando modelar la maraña que tenía. Lo de la camisa, tenía peor arreglo. Y los zapatos… fuí asumiendo que podría tirarlos a la basura en cuanto llegase a casa.
La recepcionista (que todo sea dicho, era una persona encantadora), se puso en plan «mami»: Todo el rato me estuvo hablando en términos de «cielo», «niño», etc. Lo hacía con su buena intención, pero no hacía sino aumentar mi humillación.
Me obligó a quitarme la camisa, por miedo a que pillase una pulmonía. Para no ir desnudo por la oficina, me dejó una rebequita de punto que tenía ella.
Como por volumen yo era así como el doble que ella, no podía abrocharla, además de quedarme justa. El resultado es que parecía salido de una peli sadomaso de saldo.
Y se esta guisa fuí a hacer el test psicotécnico: Medio desnudo, tiritando de frío y aguantando la cara de marcianos que me ponían mis compañeros de aula, que hacían el mismo psicotécnico que yo.
Tal vez fueran las ganas de irme, pero acabé los test antes del tiempo marcado y sin pocos fallos, así que la chica de R.R.H.H. me dijo que podía hacer la entrevista con el técnico que iba a determinar si valía para el puesto en cuanto a conocimientos.
Por cierto: Normalmente, esta entrevista la hacían al día siguiente de los psicotécnicos.
Lo lógico habría sido decirle a la entrevistadora que aplazásemos la entrevista, pero ¡NO! decidí que un poco de lluvia no iba a joder mis planes.
PD: Si, la frase de arriba es copypaste del anterior post. Pero sigue siendo igualmente válida.
PDD: Por petición de una compañera, meto más tabulado entre los párrafos.
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