Febrero de 2004.
A finales de 2001 entré en un trabajo donde nos dieron una formación orientada a COBOL. El problema es que el proyecto donde en un principio íbamos a entrar no terminaba de cuajar y empezábamos a temer que no fuera a salir y fueran a despedirnos a todos.
Así que empezamos a buscar trabajo en masa. Uno de los currículums lo envié a la bestia negra de la época: Coritel.
Para quien lo ignore, Coritel es una gran consultora especializada en sueldos bajos, niveles de trabajo altos y sensación generalizada de alineamiento. NO quería entrar ahí, pero cuando el hambre aprieta…
La cosa es que me llamaron para la entrevista. La entrevista sería en «La Finca», de Pozuelo. Me suponía una paliza llegar al curro (en esa época no tenía coche), y no me apetecía mucho trabajar ahí (¿Os he mencionado ya que NO quería entrar ahí?). Cuando me llamaron les hice una serie de preguntas:
-Ya sé Cobol, ¿me váis a dar una formación donde no cobre o diréctamente entro a trabajar?
-No, no. Entrarías a trabajar diréctamente
-¿Mi perfil os encaja?
-Si. buscamos gente con formación específica, pero poca experiencia.
Vamos, me convencieron y allí me plante, trajeadito y todo.
Cuando veo que estamos 20-30 personas juntas me empiezo a oler lo peor. No tengo nada en contra de los que estudian filosofía y letras (es lo que estudió mi padre), pero tras llevar estudiando cómo programar métodos eficientes, te jode ver que se va a suponer que tienes sus mismos conocimientos de programación.
Llega el que sería nuestro jefe y empieza a hablar:
-Bueno, recibiréis un curso por unos tres meses y después empezaréis a trabajar…
Levanté la mano y me cedió la palabra
-Yo ya sé Cobol. Tengo una formación bastante fuerte. Creía que entraría a trabajar diréctamente
-No, no puede ser. Harás el curso como todos.
Y continuó:
-El proyecto está algo retrasado, así que la hora de salida se retrasará una hora todos los días…
Volví a levantar la mano. La gente me miraba alucinada y empezaban a cuchichear entre ellos.
-¿En qué fase del proyecto estámos?
-En la inicial
-Y si en la inicial tenemos que quedarnos una hora más, ¿qué pasará al final, cuando REALMENTE vayamos mal de tiempo? Me parece que este trabajo no me interesa.
No seguí hablando. Me levanté y me dirigí a la puerta.
Oí cómo alguien dijo por lo bajini «ostiás, ¡y ya va, con dos cojones!»
Hizo un comentario poco afortunado, del tipo «hay gente que tal vez no es lo suficientemente madura para trabajar con nosotros». Eso me jodió, así que pensé cómo devolvérsela. Me di cuenta de que él estaba bastante lejos de la mesa y tenía en una mano el puntero para cambiar diapositivas y en la otra un montón de papeles. Así que me acerqué a él y le tendí la mano diciendo, «buena suerte».
Me miró extrañado. Como no tenía dónde dejar los papeles, se los puso entre las piernas, juntando las rodillas de una forma un poco ridícula, y me estrechó la mano. Los papeles se le resbalaron y literalmente «le hice perder los papeles».
Luego salí de allí, dando por supuesto que no volvería a ir a una entrevista a Coritel… (los más observadores habréis visto que en el título aparece la palabra «primer»).
¿Que queréis que os diga?
Odio que me hagan perder el tiempo miserablemente, odio que me intenten engañar y sobre todo, odio que alguien intente tener la última palabra.
PD: Vale, la historia de hoy es muy sosa, pero es necesaria para cuando os cuente el «Segundo NO a Coritel». Está casi a la altura de la mítica «entrevista al desnudo«